En el contexto de la trilogía de “El Guerrero Solar” este tercer libro llamado “El Porvenir” emerge aportando una serie de contenidos que constituyen la verdadera prueba de fuego para todo aquel que aspire a encarnar de nuevo el arquetipo del Guerrero Solar en las condiciones específicas del Siglo XXI. “Condiciones específicas”: ésta es la premisa fundamental de toda esta tercera obra. Mientras que en “Orígenes, Ascenso y Decadencia” como en “El Eclipse” se enfatiza más en los aspectos míticos, legendarios y estrictamente históricos de aparición frugal del Guerrero Solar en el dominio humano, en este tercer libro “El Porvenir” se ha optado por poner los pies en la tierra de nuestra época concreta, el Siglo XXI. Ahora bien, el pretender “poner los pies en la tierra” tampoco es una tarea tan fácil en nuestros tiempos, incluso para aquel que quiera vigorosamente transitar a lo largo de la vía heroica…
Esto es así porque en general en las sociedades industrialmente y tecnológicamente avanzadas el conocimiento que arrastramos en nuestra psique, y los vínculos o experiencias que establecemos con el mundo concreto se hallan confinados en dominios separados entre sí. Así, por un lado albergamos gran cantidad de nociones culturales, políticas y científicas que fueron eficaces para ciertos estratos sociales de Occidente durante los siglos XIX y XX, pero que ya resultan totalmente inaplicables en las condiciones específicas del siglo XXI. Por tanto, cuando abordamos la tarea de definir estas “condiciones específicas” carecemos de un criterio o punto de vista adecuado, adaptado a nuestros tiempos. Hay quien puede pensar que se puede seguir el método científico en estos casos, y efectivamente creemos que tal aproximación constituye un requerimiento básico, pero incluso cuando se aplica con rigor el método científico es siempre importante mantener la prudencia de que -como se desarrolló más en detalle en “El Eclipse”- tales métodos pueden servir a formas del conocimiento de los que el observador puede ser en muchos casos perfectamente inconsciente.
Esta precaución nos impidió en este segundo libro aproximarnos a las “condiciones específicas” de nuestros tiempos mediante una mentalidad estrictamente científica, y es que como se demostró en “El Eclipse”, el hecho de abordar el dominio físico de nuestros tiempos agotando las posibilidades que ofrecen el conjunto formado por los paradigmas científico-reduccionistas, los paradigmas de la física de sistemas no-lineales y los de la cibernética nos lleva a un punto en el que inevitablemente el espíritu del observador se fusiona con el espíritu de lo observado. En última instancia, uno sólo puede observar en el mundo lo que uno es en sus múltiples expresiones, y por tanto la gran pregunta se corresponde al final a la de ¿Quién es aquí el observador?
Es precisamente en este punto que el mito nos ha asistido a salir del apuro. Aunque en este tercer libro de la trilogía “El Guerrero Solar” se prescinde de aproximaciones respecto al mito y la leyenda que están mucho más presentes en el tomo “Orígenes, Ascenso y Decadencia”, en realidad el hilo conductor dorado de todo el desarrollo y de todo el visionado concreto de la realidad de nuestros tiempos se ha realizado en este tercer libro en última instancia “a vista de águila”, esto es, mediante la fusión con los principios Solares.
Éste ha sido el posicionamiento. Y debe parecer a primera vista el más adecuado, pues vivimos en tiempos donde las distancias disponibles han aumentado en proporción inversa a los tiempos disponibles. Y partiendo de nociones y cosmovisiones guerreras perdidas en la noche de los tiempos que definían en gran medida un modo de experimentar el mundo antes que un modo de meramente “pensarlo”, nos ha asistido en esta aproximación a nuestros tiempos un retorno al valor de la acción, como expresión de una praxis, o un modo de operar sobre el dominio físico que sigue unas finalidades muy definidas, aunque no necesariamente conocidas por el individuo que ejerce tales acciones debido a la existencia de la separación anteriormente mencionada entre los conceptos oxidados que arrastramos y el conocimiento simbólico de nuestras acciones.
Y en el dominio de la experiencia efectiva y concreta sobre el plano material, se ha mostrado en el segundo libro de la trilogía “El Eclipse” como en nuestras sociedades urbano/industriales la naturaleza de las acciones humanas sobre el mundo o la praxis específica es de tipo técnica/cibernética/funcional. En el dominio de las organizaciones, los Estados y las relaciones individuales, son estas acciones las que permiten al individuo del siglo XXI integrarse en la sociedad. Existen obviamente un caos de muchas otras acciones ejercidas por los individuos en nuestros días, pero existe sin embargo un monopolio progresivo de las acciones técnica/cibernética/funcionales, y ante el poder intrínseco de estas acciones todo lo que el individuo crea o piense tiene cada vez menos relevancia, pues tales creencias o pensamientos no pueden dirigir de ningún modo tales acciones.
¿Qué entidad ejerce aquí el monopolio? El Tecno-Sistema, el cual hemos descrito y definido con profundidad en el segundo libro “El Eclipse”. Para definirlo muy brevemente, el Tecno-Sistema es una entidad o SuperEstado de orden planetario que monopoliza las acciones de las organizaciones, Estados e individuos en una dirección muy definida. Por su parte, el subsistema económico global se ha sometido asimismo a los determinismos del Tecno-Sistema, y en última instancia la única praxis que permite que una organización, individuo o Estado adquiera hoy en día un beneficio económico importante en sus operaciones productivas es si incentivan y centralizan las componentes cibernética/funcionales de sus decisiones e implementaciones. Y sin embargo estas ventajas van a la par de una serie de consecuencias importantes a nivel humano, y es que de forma progresiva se crean unas dependencias y apegos entre el hombre y los mecanismos funcionales de su entorno que conllevan la modificación de las configuraciones psico-somáticas del individuo, los cuales quedan casi siempre relegados al dominio subconsciente, sin que hoy existan en la práctica enseñanzas o métodos que permitan al homo-technologicus ser consciente de tales fuerzas oscuras.
Ante esta situación hablar de libertad humana es obviamente ilusorio, pues los patrones y automatismos introducidos en las regiones profundas de la psique por las configuraciones funcionales del entorno tecnológico modifican sustancialmente la dirección de las acciones del individuo, careciendo éste en última instancia de la capacidad de gobernar tales impulsos. Y sin embargo, en ningún caso esta situación tiene que ser traumática, pues por el otro lado el entorno mecanístico y funcional integrado en el Tecno-Sistema provee al individuo de toda una serie de compensaciones virtuales -es decir, compensaciones que no afectan a su capacidad de tomar decisiones efectivas- en las que el individuo se crea o “construye” sin embargo la ilusión puramente artificial de la libertad de elección. La carencia de libertad unida a la carencia de traumas existenciales es lo que puede facilitar en nuestros tiempos la relativamente nueva condición de esclavo feliz y autosatisfecho
Esta ilusión concedida por el Tecno-Sistema al individuo que se halla en él integrado se corresponde con una ilusión que se ha manifestado en nuestros tiempos en dos vertientes principales: la ilusión acerca del uso individual de la técnica, y la ilusión de que la política moderna, la ciencia y la opinión pública puedan determinar a priori la dirección del desarrollo tecnológico.
La ilusión del uso de la técnica moderna es explicada en detalle en “El Porvenir” como la idea falsa de que el hombre pueda determinar un fin “bueno” o “malo” de un dispositivo tecnológico dado. Se muestra en este tercer libro de “El Guerrero Solar” como en el caso de los dispositivos modernos de esencia sistémica, cualquier “superestructura” moral resulta incompatible con los potenciales intrínsecos de desarrollo de la infraestructura tecnológica misma. Esto es así en gran medida porque el objeto técnico moderno se ha tornado cibernético y sistémico, y tal transformación implica necesariamente que el análisis de cualquier “uso individual” tenga que ser radicalmente diferente. Así, en nuestros tiempos es muy ingenuo separar los dispositivos o gadgets de la infraestructura industrial y tecnológica de escala global que los ha hecho posible. Esta infraestructura industrial y sistémica se ha definido en “El Porvenir” como el continente del Tecno-Sistema, en el cual se hallan los determinismos y leyes impersonales que lo dirigen de modo autónomo. En este continente o matriz del Tecno-Sistema se integran los contenidos en los que el individuo goza de la libertad de elegir un espectro amplio de usos y consumos, aunque ninguno de estos usos o consumos puede modificar un ápice el continente, en modo similar a cómo el color de la carrocería de un coche se corresponde con una decisión individual que no altera las características técnicas del motor del coche. En otras palabras: miles de coches de colores con los colores más diversos van todos a casi la misma velocidad media cuando circulan por el entorno urbano…
Por tanto, un individuo puede utilizar un coche para llevar los críos al cole o para matar por atropello, pero ninguna de estas decisiones marginales e individuales puede modificar un ápice la dirección del desarrollo tecnológico e industrial del sector automovilístico en su conjunto, el cual sirve a determinismos autónomos e impersonales que trascienden la esfera económica misma. Esto no quiere decir que el hombre esté sujeto necesariamente a un sistema que lo doblega y vapulea a su antojo; en realidad aunque el desarrollo del Tecno-Sistema sea autónomo como un gigante desencadenado, ello no quiere decir que el hombre, en su tarea heroica, no pueda posicionarse con total libertad frente a los diferentes niveles de fenómenos técnicos integrados en el Tecno-Sistema. Por ello que, siguiendo las tesis de Marshall McLuhan según el cual “el medio es el mensaje”, la verdadera libertad humana en nuestros días consiste en elegir libremente los medios existentes en el continente del Tecno-Sistema, dejando en segundo lugar el supuesto valor de los contenidos, los cuales son altamente virtuales respecto de su influencia tanto en el interior del hombre como en la configuración del dominio externo. Así, para poner un ejemplo simple e introductorio de esto último, la verdadera libertad humana consiste en realidad en dominar el deseo de encender o apagar la televisión o el smartphone, y no la pseudo-libertad de elegir entre un surtido de 200 canales o páginas web, luego de haber estado en contacto con el contenido de tales canales o páginas web.
Todas estas ideas sonarán muy radicales al lector, y en este tercer libro de la trilogía “El Guerrero Solar” se asume asimismo que el lector debe practicar la virtud de la paciencia para ir percibiendo esta nueva cosmovisión en su experiencia directa. Por supuesto, otra de las condiciones necesarias para alcanzar tal cosmovisión exige por parte del aspirante a Guerrero Solar del purgado de la ilusión de la política moderna. La “ilusión política” es una expresión tomada del filósofo francés Jacques Ellul, en el libro que lleva tal nombre. Si se extrapola hacia el nivel de gobierno nacional la incapacidad por parte del individuo de determinar la dirección del proceso de desarrollo tecnológico, emerge la lógica pregunta de si los representantes políticos modernos y los gobernantes pueden acaso liderar o dirigir tal desarrollo. Para responder a esta pregunta debemos determinar cuáles son las finalidades que proponen la clase política y cuáles son los medios disponibles para hacer efectivos tales finalidades. Ciñéndonos a las condiciones existentes en las sociedades urbano/industriales modernas, veremos que el político moderno de éxito propone a los ciudadanos finalidades que están referidas al crecimiento económico y el bienestar de los ciudadanos y votantes. Estas dos finalidades sólo son posibles mediante una adecuada y óptima gestión de los medios de producción, los cuales son de naturaleza técnica y tecnológica. Y en este caso, los individuos capacitados para favorecer y optimizar el desarrollo de tales medios no son en la práctica los políticos, sino el conjunto formado por los ingenieros, los científicos, los técnicos y los tecnócratas. ¿Entonces cuál es el papel que tienen los políticos en todo esto? Tanto los políticos como los contenidos de la opinión pública (famosos, deportistas, artistas, etc) sirven en esencia para fortificar en el individuo y votante su sujeción consciente y subconsciente a determinadas ideologías (la felicidad, el trabajo, el progreso…) que son necesarios para movilizar los recursos que hacen que el desarrollo incesante del Tecno-Sistema sea posible. En otras palabras, el dominio político, de haber constituido un fin en Occidente antes del siglo XX, luego de la constitución del Tecno-Sistema durante el siglo pasado se ha convertido en un medio, un contenido de naturaleza espectacular que no tiene ninguna influencia en el continente del Tecno-Sistema.
De nuevo, esta tesis podrá parecer muy radical al lector, y sin embargo en este tercer libro se la ha puesto a prueba en el “laboratorio” del mundo en un caso muy concreto y crucial… Veamos…
Desde un punto de vista exclusivamente tecnocrático, el Tecno-Sistema constituye la forma más avanzada de civilización tecnológica e industrial, y como cualquier otra civilización, se halla sujeta a procesos de crecimiento y decadencia. En el caso del Tecno-Sistema, sus condiciones de existencia necesarias pero no suficientes son las siguientes:
a) una sociedad tecnológica en masa compuesta de individuos que actúan en base a las ideologías de la felicidad (comfort) el trabajo, la ciencia, el progreso material, y
b) Fácil disponibilidad de recursos materiales y energéticos
En el caso del Tecno-Sistema podemos comprobar de forma fehaciente que el factor (a) sigue muy pujante, pero que en la condición (b) estamos experimentando ya importantes problemas. En general, mientras exista una fácil disponibilidad de recursos materiales y energéticos casi cualquier problema técnico tendrá una solución técnica. Pero si el factor (b) falla, entonces el desarrollo tecnológico comienza inevitablemente a ralentizarse, y el papel de los técnicos comienza a ser cada vez mas inoperativo.
La velocidad de desarrollo del Tecno-Sistema es altamente dependiente de un cociente, el TRE (Tasa de retorno energético) global, que expresa la cantidad de energía obtenida por el sistema de forma neta en los procesos globales de obtención de energía. Esta TRE está cayendo ya desde hace tiempo y tal caída es irreversible, puesto que el Tecno-Sistema no es capaz de reciclar la disipación de los recursos finitos sobre los que se sostiene. Esto producirá necesariamente en los próximos años un declive, acompañado de un colapso abrupto del Tecno-Sistema… Así que: “Houston, tenemos un problema”… ¿Están acaso los políticos reaccionando ante este problema que es muy real y nada virtual?
En absoluto, y en última instancia “siguiendo el guión”, pues la función de los políticos modernos es alimentar los deseos de las masas integradas en las sociedades tecnológicas. Contribuyendo a esto último ha venido en los últimos tiempos la ideología de la “sostenibilidad”. Y decimos ideología, pues de haber sido considerado en sus inicios un término que implicaba un vínculo estable y harmónico entre el hombre y el entorno, ha pasado a ser una mera justificación del desarrollo e implementado de tecnologías cibernéticas/sistémicas como los “smart grids”, y de la producción de energía a partir de recursos renovables mediante tecnología eólica, fotovoltaica, etc. En el caso de los “smart grids” el criterio es a priori incrementar las eficiencias y la mejora de la distribución de energía para la sociedad, la cual en términos productivos están experimentando ritmos decrecientes de producción. Hasta aquí todo parece adecuado, e incluso de sentido común… Y sin embargo la comprensión de las leyes del Tecno-Sistema nos permite ver en este tomo “El Porvenir” cómo estas medidas refuerzan todavía más los imperativos internos del Tecno-Sistema, que de forma agregada siempre exigen un crecimiento constante de la depredación energética del planeta. Y este fenómeno que tiene lugar en todo el dominio de las tecnologías “eco-eficientes” se puede aplicar perfectamente al dominio de la energía fotovoltaica, eólica, y más recientemente el proceso de “fracking” en los E.E.U.U. Esto no quiere decir que el futuro de la obtención de la energía de forma sostenible no sea a partir de fuentes renovables, pero si tal obtención se logra de forma efectiva en un futuro de forma verdaderamente sostenible, deberá ser libre de los imperativos del Tecno-Sistema.
Absolutamente ninguna de estas tecnologías es capaz, incluso suponiendo que se pudiesen aplicar a escala global, de compensar el declive del TRE global, el cual supone la verdadera “oxigenación” del Tecno-Sistema y todo aquello que de él depende; un “oxígeno” que es mucho más crucial que la disponibilidad de recursos estrictamente financieros como el dinero. En última instancia, la llamada “deuda global” es una deuda entre las demandas incesantes de desarrollo del Tecno-Sistema y la capacidad de las sociedades humanas y el planeta de satisfacer adecuadamente tales demandas.
Estas demandas no podrán ser satisfechas debido a límites estrictamente energéticos, y eventualmente la “baraja se romperá”, o mejor dicho, el “castillo de naipes” del Tecno-Sistema se vendrá debajo de forma abrupta en términos históricos. La irreversible pendiente de este declive está vinculado al elevado nivel de integración del Tecno-Sistema en todos sus aspectos, lo cual le otorga una gran fragilidad e incapacidad para la autorregulación cuando las demandas energéticas no son satisfechas. Este previsible fenómeno puede dar lugar a escenarios de lo más diverso que el lector es libre de imaginar, pero que en “El Porvenir” se han pretendido poner de relieve en los aspectos existenciales de tipo destructivo y constructivo para el individuo que aspira a la condición de Guerrero Solar.
Quizá uno de los fenómenos más negativos que emergerá durante tal proceso de colapso global sea lo que en “El Porvenir” se define como la rebelión tiránica de las masas. Recurriendo a los autores que mejor han sabido definir el concepto de “hombre-masa” en este tercer libro de “El Guerrero Solar” se pone de relieve que el Tecno-Sistema exige que el individuo adopte actitudes pasivas, obedientes o de “estímulo-respuesta” para una mejor integración cibernética, pero que una vez que tanto la superestructura ideológica como la infraestructura material del Tecno-Sistema colapsen inevitablemente, tales actitudes pasivas ya no serán útiles y el individuo tendrá que enfrentarse a sí mismo. En esta situación pueden emerger a la superficie de la conciencia las tensiones o pulsiones reprimidas, los odios, afectos o desafectos que exigirán su botín sobre el mundo, dando lugar a actitudes subversivas, destructivas, criminales y anárquicas a todos los niveles. Si existe un tipo de individuos predispuesto a la adopción de estos comportamientos será la plebe o la chusma, que hoy en día no tienen absolutamente ningún vínculo con las condiciones económicas o estatus del individuo.
Será importante que el Guerrero Solar conozca en tales situaciones de caos de civilizaciones cuáles son las características tanto de la chusma como de los hombres-masa, pues ambos representan respectivamente las dos encarnaciones crepusculares tanto del SuperDragón como el Tecno-Sistema; representan las fuerzas conservadoras, retrógradas, del pasado y de la oscuridad, las cuales el Guerrero Solar no sólo debe vencer solamente en el exterior, sino primeramente en sí mismo.
Pero he aquí que también del veneno se puede sintetizar una medicina, y ésta es la pretensión expuesta en la segunda parte de “El porvenir”
En la segunda parte de “El Porvenir” se hace un retorno necesario a valores que algunos podrán llamar “arcaicos” aunque en realidad en este tercer libro de la trilogía “El Guerrero Solar” se conciben tales valores más bien eternos, no en sentido romanticista ni idealista por supuesto, sino en el sentido de que ninguna cultura o vínculo creativo emergido entre el hombre y sus nuevas condiciones de existencia han prescindido jamás de tales principios, los cuales son luego encarnados en los príncipes, la realeza y la nobleza.
Sin embargo tal majestuosa encarnación no es más que un “producto final”, un “producto acabado”, que al igual que una Espada tiene que experimentar primeramente una altas temperaturas de fundición para llegar a forjarse. Y es precisamente el Guerrero Solar el que aspira a tal forjado, aunque como condición necesaria que garantizará en el largo plazo la consecución final de tales objetivos a través los dolores, los sufrimientos y el fuego infernal de tales experiencias es la condición noble. Así, en esta segunda parte se ha recuperado del término “noble” sus más primordiales significados y por tanto se le ha desprovisto de toda acepción referida a “privilegios de cuna”, “títulos nobiliarios”, etc que hoy en día no constituyen más que vanas cáscaras vacías, pues en última instancia la nobleza sólo se puede poner a prueba en la lucha y en el combate, y no precisamente en las fiestas “glamorosas” llenas de paparazzis del cuore. Por su parte, el hombre noble que aspira a Guerrero Solar no tiene ninguna contemplación por las sensiblerías del cuore pues él tiene, en el fondo, un corazón noble: un corazón honesto, leal y auténtico que se expone al combate y a la lucha de forma inversamente proporcional a lo que se expone a los cocktails, el “vivir bien” y demás maquillajes.
El hombre verdaderamente noble no quiere “vivir bien”. Quiere combatir. Por esto, en esta segunda parte de “El Porvenir” se expone un tratado radical y revolucionario del Guerrero Noble, como condición de base para alcanzar una condición regia y Solar, la del Guerrero Solar, que hoy -como en todos los tiempos- se constituirá al fin en luz y faro del reino eterno, el Imperio Solar.
Apéndice sobre el matrimonio
En este tercer libro se incorpora al final un tratado o apéndice acerca del matrimonio que se ha considerado importante. En principio no hemos sabido si era editorialmente mejor incorporarlo a este tercer libro de la trilogía o a los otros dos, pero al final se ha optado por éste, puesto que este tercer libro está más relacionado con el “aquí y ahora” que el aspirante a Guerrero Solar tiene que afrontar en su tarea.
Se ha optado por escribir un tratado acerca del matrimonio, puesto que el aspirante a Guerrero Solar también debe ser muy consciente de lo crucial que es para su lucha el establecer unos vínculos muy específicos con el sexo contrario. Así, teniendo en cuenta que el Guerrero Noble del siglo XXI tiene como enemigo principal al Tecno-Sistema, y sabiendo que este poder -invisible para la mayoría de nuestros contemporáneos- se ha tornado ubicuo, existe la posibilidad de que la opción del matrimonio moderno sea desaconsejable para el aspirante a Guerrero Noble mientras está forjando su lucha, y mientras se halle “quemando” todos los medios en la hoguera y en las llamas de su aspiración solar.
¿Por qué desaconsejable? Por que el matrimonio, hoy como siempre, se corresponde a una institución estatal, legitimada por una determinada estructura de poder, en la que un hombre y una mujer (o en formas homosexuales que no necesariamente se corresponden con los tiempos modernos, sino que existieron también en otras épocas) se unen para compartir una forma de entender la vida. Esto último acuerdo es el factor determinante para el éxito de un matrimonio, y es un factor que trasciende el terreno económico, sexual, afectivo y social. Y del mismo modo que en la Edad Media los matrimonios eran legitimados en Occidente por la forma de Estado existente de entonces, la Iglesia, hoy los matrimonios son legitimados por el Tecno-Sistema, no tanto de forma visible, pero por simple interpretación de los elementos que rodean los ritos y ceremonias matrimoniales de nuestros días.
¿Puede permitir el Guerrero Noble participar en semejante juramento de fidelidad hacia una cosmovisión contra la que en realidad está luchando? De ningún modo. Ello constituiría la prueba de su interior abdicación y falta de vocación. Y sin embargo, el Guerrero Noble puede establecer vínculos libremente elegidos con mujeres, vínculos incondicionales en las que tanto el Guerrero Noble como su amante sirvan a la misma idea, a la del Imperio Solar, una idea que hoy en día no está materializada en ninguna parte, pero que se alberga solamente en los corazones. Y en este sentido tanto el Guerrero Noble como su compañera comparten lo más profundo de sus corazones, experimentando quizá las formas más libres y elevadas de amor humano.
Comments